lunes, 25 de enero de 2016

Que todas las nuevos proyectos viales en Cali tengan espacio para el ciclista!

En Cali los ciclistas representa un 7% del tráfico urbano, sin embargo no cuentan con más de 30 kms de ciclorutas, que de hecho son inseguras, mal diseñadas e inconexas, definitivamente Cali está en deuda con más de 200 mil ciclistas.



Se vienen nuevos proyectos viales en la ciudad y ninguna de ellas contempla a los ciclistas al parecer primero se atiende al automotor privado, y luego, con el respectivo sobrecosto se piensa en la bicicleta, si es que ello llega a suceder. Ya ha pasado antes! emblemáticos proyectos en la ciudad se han construido dejando al ciclista por fuera generando segregación, incluso existiendo el espacio disponible.

La bicicleta es uno de los medios más eficientes de transporte en Cali (Comparación medios de transporte Cali) sin embargo la Alcaldía de la ciudad no tiene un programa ni de educación, promoción o implementación en movilidad alternativa que ayudaría a descongestionar los trancones que se generan en diferentes nodos de la ciudad.

Mientras otras ciudades de Colombia cuentan con bicicletas públicas, programas de educación y protección al ciclista y hasta iniciativas como 'en bici al cole' Cali todavía esta 'pensando' cuál es la mejor solución para los ciclistas, cuando somos los ciclistas la mejor solución para Cali.

viernes, 15 de enero de 2016

Lo porvenir

Escrito por Benjamin Barney Caldas para el diario El País de Cali

El mejor futuro de Cali depende sin duda de que se oficialice su área metropolitana, unida por el corredor férreo, como del desarrollo de las ciudades intermedias que la rodean y que forman parte del sistema de ciudades del río Cauca, unidas por el ferrocarril. Principalmente Santander de Quilichao, Palmira y Buga, a donde se debería reubicar la Gobernación del Departamento, como varias veces se ha sugerido en esta columna.

Es decir, evitar su caótica expansión y acelerado crecimiento poblacional, confundido con su desarrollo, o incluso con su modernización, pese a que ha generado sus actuales problemas de suministro de agua, agravado por la minería descontrolada en los Farallones, peligro de inundación si se rompe el Jarillón, o de un terremoto o los dos juntos, dificultad creciente para la movilidad de sus habitantes, y andenes por los que no se puede caminar.

Como dijo Lewis Mumford hace años (La cultura de las ciudades, 1938), hay que ver la ciudad como escenario de la cultura, y que hoy su progreso depende de atraer personas inteligentes y permitir que colaboren entre si al encontrarse en calles, plazas y parques, mercados, cafés, restaurantes, bibliotecas, museos y centros culturales, como señala Edward Glaeser (El triunfo de las ciudades, 2011), y en propiciar una mejor convivencia comenzando por eliminar el “ruido ajeno”.

Su ordenamiento territorial hay que entenderlo como una normativa general a partir de un diseño urbano arquitectónico, como indicaba Jane Jacobs hace medio siglo (Muerte y vida de las grandes ciudades, 1961). Y la importancia de regularizar su trazado ortogonal original, de norte a sur y entre la cordillera y el Cauca, con el corredor férreo como eje principal, se entiende leyendo a Sibyl Moholy–Nagy (Urbanismo y sociedad, 1968).

Al tiempo hay que recuperar espacialmente calles, plazas y parques para que faciliten el encuentro. Volver a las fachadas paramentadas, y eliminar los codiciosos voladizos corridos de un extremo al otro. Disponer para construir de los retrocesos incompletos (muelas). Hacer andenes amplios, llanos y arborizados y con pasos pompeyanos donde sea necesario. Dar preferencia en las calzadas a las bicicletas y al transporte público.

Usar la plusvalía para controlar la propiedad privada del suelo, que permite su obsolescencia programada, denunciada por Eduardo Galeano (Me caí del mundo y no sé cómo entrar, 2013); promover las construcciones en altura en los grandes vacíos existentes; agregar pisos para re densificar; usar y no apenas conservar el patrimonio construido; y en lugar de demoler para construir, evitar el desperdicio de lo ya edificado y el consumismo de lo “nuevo”.

Buscar lo verdaderamente sostenible climáticamente, valorando la inversión, trabajo, materiales, agua y energía ya invertidos. Reinterpretar el legado que dejó la arquitectura colonial en el valle del río Cauca, de zaguanes, patios, corredores, recintos genéricos, pocas aberturas, grandes techumbres y el encalado blanco, recursos proyectuales de total actualidad en el trópico caliente.

Pero sobre todo haciendo a Cali una ciudad más sostenible al no extenderla irresponsablemente para beneficio únicamente de los terratenientes que la rodean pero además alargando los servicios y recorridos por cuenta de los contribuyentes. Y que el Estado haga vivienda de alquiler en el medio desocupado centro ampliado de la ciudad, para facilitar el transporte y la movilidad social de los caleños.

viernes, 8 de enero de 2016

Oportunidades digitales por todos lados!

Que esto no es zonAmerica, es mejor!

TÍTULO ORIGINAL: Tu ‘community manager’ viene de un barrio pobre

«Algo que sé: si tuviéramos conciencia de que esencialmente somos uno, nuestra economía estaría al servicio de tod@s». Esta declaración de intenciones puede leerse en el Twitter de Paula Cardenau. Y puede palparse en el proyecto que dirige, Arbusta: una empresa que ofrece soluciones digitales a otras compañías, una suerte de externalización de servicios como gestión de datos y contenidos, testeo de calidad de software y proyectos especiales que requiera el cliente. «Pues qué bien, pero yo aquí no palpo solidaridad ni nada que se le parezca», puede decir el lector impaciente. Un momento, porque aquí va la segunda parte de Arbusta: tiene como característica distintiva que ofrece empleo a jóvenes y mujeres en exclusión social.

La paciencia ha sido, precisamente, uno de los principales aprendizajes que esta experiencia ha dejado entre sus impulsores, según hace notar Cardenau. Surgió en 2013, en la ciudad argentina de Rosario, tras detectar un hueco tamaño 2.0. en el mercado: cada vez más empresas demandaban soluciones digitales. Al mismo tiempo que ofrece un servicio, maneja conceptos como inclusión social y empoderamiento. Poco a poco ha ido creciendo, y ese crecimiento ha impactado, directamente, «en mayores oportunidades para más gente», agrega.

A las personas en riesgo les ofrece un entrenamiento tras el que hay un empleo, flexible y que puede ser realizado desde los propios hogares, lo que facilita las cosas. Además, Arbusta se acerca a organizaciones que ya trabajan en comunidades pobres y les ayuda a solventar el tema de crear trabajo en ellas.

De momento, cuenta con 62 trabajadores; y ha entrenado a 150 personas más. Tiene seis centros y 30 clientes, entre los que destacan el conocido sitio de subastas MercadoLibre y el Ministerio de Educación del Gobierno argentino. Debido a las características de sus trabajadores, los servicios que requieren un trabajo altamente especializado son descartados, centrándose en el social media y el community management, la transcripción de audio a texto, el testeo de software a mano y el etiquetado de imágenes.



Por ahora, todos contentos. Por la parte de los empleados, Fabián Zapata ve que ha crecido gracias a Arbusta. Diana Robles agradece la oportunidad de conocerse a sí misma y ganar confianza, en lo profesional y en lo personal. Maria Vallejos percibe que el proyecto les ha permitido progresar «pese a las dificultades» en las que viven. Los clientes también parecen contentos. El CEO de Graion, una empresa argentina de desarrollo de software y marketing digital, explica que vieron «la oportunidad desafiante de hacer negocios no solo competitivos sino también inclusivos». Lo cual, todo hay que decirlo, no está nada mal.

FUENTE DEL ARTICULO: YOROKOBU