Cuando se escucha opiniones 'valientes' sobre la militarización de la ciudad, o incluso tan discriminatorias como la militarización de ciertos sectores de la ciudad, uno no puede dejar de pensar en los muros que construimos en nuestras propias casas o apartamentos, o incluso la forma en que se invierten los rubros municipales, dejando para las zonas mas pobres los recursos de emergencia, pero nada de inversión social, y no sólo desde el bolsillo gubernamental, sino también del privado. Al parecer es mejor invertir en esas 'blancotopias' de las que habla Rich Benjamin, alejarse de la ciudad, estirarla, hacer refugios campestres y 'preocuparse' por los problemas en el televisor.
Porque la solución no es regalar casas apeñuscadas, donde hasta el más educado estaría al limite de la convivencia, sino ofrecer una caja de herramientas sociales, auto-sostenibles e integradas a la ciudad.
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